No desgastes tus zapatos buscando alguna mirada sombría que provoque una sonrisa; no mires atrás cuando sueñes con cualquiera de esas cosas que tú sueñas.
No dejes atrás tus huellas, ni tus alegrías. Camina despacio por ese sabor del tiempo que pasa y te envejece. Tarde será cuando, como madera frágil al viento no recordemos aquellas manos y pies, uñas y ojos a las que llamamos nuestros; temprana será la muerte en ese día que olvidemos.
Y olvida lo que te dije aquel día con sol y con lluvia.
Deja que te invada el miedo a la muerte antes de que duermas, miedo al miedo y el miedo al olvido.
Envenéname.
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